Por Roberto Valenzuela
Tras el Grito de Independencia, cerca de la media noche del 27 de febrero de 1844, sucede un sin igual hecho que apoya el nacimiento de la República: La Batalla del 19 de Marzo.
El historiador Juan Daniel Balcácer indica que desde que el presidente haitiano Charles Hérard supo del levantamiento dijo de forma arrogante que en 24 horas Haití aplastaría a los independentistas.
El Presidente haitiano proclamó que había que “ahogar en su cuna la semilla de la discordia y la división nacional”.
Hérard organizó su ejército con 30 mil hombres. Él mismo comandó un batallón de 10 mil hombres que llegó a Azua el 19 de marzo.
La reacción petulante haitiana se debe a que Haití era una potencia militar y económica: con un ejército numeroso y con armas modernas.
RD era una nación en extrema pobreza y un improvisado ejército de labriegos, con armas rudimentarias como el machete. El machete le servía para la labranza y para el combate. Pero valientes (con determinación a morir o vencer), astutos, bien organizados.
Los dominicanos, comandados por el general Pedro Santana, derrotaron a las fuerzas de Hérard, obligando a los haitianos a huir. En la desbandada abandonan animales de carga, armas y provisiones que traían desde Haití.
Luego del triunfo, Santana se retiró desde Azua a Sabana Buey, Baní.
Algunos de sus biógrafos atestiguan que su retirada fue estratégica para esperar a los haitianos en la parte más alta. Cuando los haitianos reorganizaron sus fuerzas y contraatacan no encontraron resistencia. Hérard se estableció en Azua.
El historiador y general retirado Héctor Lachapelle relata que cuando los haitianos volvían a entrar a Azua y no tenían resistencia de militares dominicanos, los azuanos se iban a las partes más altas de las montañas y tiraban piedras, palos y hasta tizones encendidos a los invasores.
Expone que ahí nació el apodo de “azuanos tira piedras”: arrojaron tantos objetos a los haitianos que impidieron que la caballería haitiana siguiera su avance.
El presidente haitiano tuvo que regresar a Haití, por el rumor de que le habían dado un golpe de Estado en Puerto Príncipe. Fuentes históricas narran que los de la idea del rumor fueron los astutos independentistas dominicanos.