28 de marzo de 2024

 

Por: Rafael R. Ramírez Ferreira

Pensar con claridad, o contrario

a los demás, es una locura.

Expresarlo, un suicidio. –

Con el tiempo, se ha ido perpetuando un estereotipo de lideres políticos, que demuestran claramente, como influye la globalización en el comportamiento y transmisión de costumbres, de un lado a otro. Verbigracia, lo que tanto se ha tratado de ocultar por los mismos políticos y es, la influencia del narcotráfico en el ejercicio de la política, lo cual, no necesariamente viene de ahora, sino, como una realidad de la ejecución del proceso del narcotraficante del cual tanto se ha hablado, pero, no escuchado.

Nos referimos que primero son narcos, luego comprar las autoridades policiales y militares para después, llegar a la clase política y una vez logrado este objetivo, convertirse por igual en lideres, para llegar a ser “honorables” y hasta estar muy cerca o llegar al lugar cimero.

Y esto, es inocultable, donde muchos han cumplido ese ciclo en este país, permaneciendo como “prósperos empresarios” y hasta como “honorables” incansables para obtener el premio mayor, es decir, ser “presidente de la república”. Y, que después de un largo y peligroso periplo -incluyendo viajes con agua por delante y por detrás-, han podido, hasta el momento, permanecer casi inmunes y blindados sin que se le haya podido poner las manos encima, porque la “ciega”, siempre ha estado postrada a sus pies.

Ante tal situación, témenme muchos por calidades que quizás ellos reconocen en nosotros, sin que lo percibamos, pero, algo saben y por eso, el temor a que nos dé por parlar, pero, tranquilos, que de tanto andar por esos andurriales, conocemos muy bien lo altamente peligroso que es, no por nosotros -como bien saben-, sino, por esos seres inocentes, a los cuales a ustedes les importan un bledo, y mucho más, en medio de una degradación generalizada, donde el orden, con pasmosa facilidad, perece, en tanto, el caos, da signos de poder convertirse en algo perpetuo.

Muchos conocen perfectamente, que al igual que tantas situaciones y acontecimientos, la mirada es un proceso que va recorriendo secuencias, es decir, que siempre que algo incluya algo otro, no altera el concepto de realidad, como esos actos de transfuguismo político, donde lo perverso, cual, si fuese una transfusión sanguínea, se transmite de uno a otro, esto es lo que ha acontecido en la política, razón por la cual, el asombrarse, es un acto de hipocresía.

Demas esta exponer que el mayor problema que enfrentamos es la impunidad y las leyes elaboradas exprofeso con esa finalidad. Entonces, y ya que somos tan dados a imitar y copiar costumbres y leyes de otros países, ¿por qué no nos retrotraemos a la vieja Atenas, donde la administración de justicia se ejercía por medio a jurados populares elegidos al azar?

Cosa como esta no conviene y el solo pensarlo nos inclina a creer en la formulación de un mito, ya que han sido tantas las divisiones administrativas y ejecutivas del entarimado de la justicia, que el solo imaginarse algo así, se convierte en una absurdidad.

Pero en determinado momento, llegadas las condiciones de hartura ante la falta de honestidad en el manejo de la cosa, llegará la luz, comenzando por el manejo de las cárceles.

Burdo negocio que ha perdurado desde siempre, ahora cubierto por un manto sucio de “modernidad”, que expele un olor nauseabundo a pesar de los “ejes y plataformas” creadas, ya que la cosa es simple; la cosa no es deshumanizar a los presos, tratándolos o llevándolos hacer animales; más bien, la cosa es, humanizar las cárceles y no proseguir construyendo “jaulas” para animales, como hicieron unas esperpénticas figuras, quizás bajo los efectos causados por el ácido lisérgico, en alguna privada francachela para repartirse los erarios destinados a dignificar la estadía de los privados de libertad. ¡Sí señor!

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