Por: Rafael R. Ramírez Ferreira
Los más de los hombres emplean
la primera parte de su vida,
en hacer la otra parte, miserable.
- Bruyére.-
Me he fijado que muchos de los estrategas que asesoran a los líderes políticos que aspiran a ser quienes nos gobiernen, utilizan la misma y antigua formula de primero debilitar al fuerte por cualquier medio disponible, empezando por el descredito y la desinformación; luego, aplastar al más débil, utilizando falsas promesas y, finalmente, enfrentarse de nuevo al fuerte, en el momento más oportuno. Por igual hay que recordar la cuestión aquella de que hasta el más fuerte puede ser derrotado por otros inferiores, siempre y cuando se dé el tiempo y el lugar adecuado, como las peleas del León contra una jauría de hienas que tratan de robarle su presa, donde las mismas lo atacan desde diferentes frentes hasta que lo hacen huir o lo matan por cansancio y heridas y, hasta quizás, llevando esta forma de pelea o ataque, al famoso invento importado del 50+1, en nuestras elecciones nacionales.
Pensar esto, me vino anoche en el duermevela, vapuleado por una serie de eventos que, aun y parezca algo ilusorio, están pasando por debajo de la mesa, donde la táctica está resultando más interesante que la propia estrategia. Son actos hábilmente utilizados con cierto grado de difícil explicación. Son, como aquellas técnicas utilizadas por los magos para distraer al público con ostensibles movimientos de una mano, mientras, con la otra, hacen otra cosa.
Pareciese que la degradación para ejercer la política se haya comportado como una pandemia, cuya propagación se aferra a dos factores muy simples, pero, fundamentales, como son, el tiempo y las oportunidades por encima de cualesquiera otros factores, pero, olvidando que, toda pandemia, llega a su fin. ¿O no?
Pero no,aquí eso no cuadra, no son como el ciudadano romano Lucius Cincinnatus, dictador por un breve periodo y por orden del Senado, que, en varias ocasiones, respondió a la llamada de su país en momentos críticos, para una vez terminada su misión volver a trabajar en sus tierras junto a su familia, pero, aquí, la profesión de político es perpetua, cual si fuesen médicos, dispuestos las 24 horas del día para auxiliar los enfermos, que al parecer de ellos, este pueblo padece de la pandemia de la política partidista por lo cual deben de mantenerse por siempre viviendo a costa de ese “servicio”.
Y es que tan fanáticos se han convertido de la política bienhechora y el clientelismo rampante, que han llegado a postular que su léxico engañoso es como una vulgata, dándolo todo por seguro y real, cuando la realidad es que ven al pueblo como abstracciones, convertidas en víctimas de sus ambiciones hasta que llega el momento donde los débiles se agrupan y, como las hienas, atacan, poniendo en vigencia aquella frase de origen Persa y utilizada al final del juego de ajedrez, “Sha Mat” (el rey está muerto).
Atentos, muy atentos debemos de permanecer ante las ya manifiestas acciones del tigueraje político y, mantenernos como esos burócratas que se pasan la vida conjeturando y dando aquiescencia a la máxima que reza de que es preferible saberlo todo acerca de nada, que no saber nada acerca de todo y esto es, solo para que no nos puedan sorprender con sus actos de magia, porque, definitivamente, estos políticos, cual si viviésemos en una perpetua dictadura, no hacen planes y siquiera, al parecer lo conciben en su mente, para la jubilación de sus cargos políticos y sobre la manipulación del mando político, porque al parecer, todos lo critican, pero, quisieran con ardor, el poder emular las acciones del que vivía en la avenida Máximo Gómez, ¿O no? ¡Sí señor!