
Por la Redacción del Viajero Digital
En medio de un panorama cada vez más competitivo en los medios de comunicación dominicanos, la disputa por la titularidad de la frecuencia 3.1 de la Televisión Terrestre Digital (TTD) ha encendido las alarmas en el sector.
Los protagonistas de este enfrentamiento: el periodista Danny Alcántara, representante del grupo ACD Media, y el empresario Juan Ramón Gómez Díaz, presidente del Grupo de Medios Telemicro.
Este conflicto, que se ha trasladado a la arena pública y jurídica, ha motivado la intervención del director del Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (INDOTEL), Guido Gómez Mazara, quien recordó que “los procesos jurídicos se dirimen y se determinan en los tribunales del país
En declaraciones recientes, el funcionario reiteró que la decisión final sobre el caso está en manos del Tribunal Superior Administrativo (TSA), aunque aclaró que si el caso hubiese sido dejado en manos del INDOTEL, la institución habría emitido un fallo responsable.
En el epicentro de la controversia se encuentra la frecuencia 3.1, que ambos grupos reclaman como propia.
Telemicro sostiene que tiene la concesión legal del canal desde 1994, cuando, según argumentan, fue otorgada bajo el mandato del expresidente Joaquín Balaguer a través de la empresa Corporación de Televisión y Microondas Rafa, S.A., y posteriormente ratificada por el propio INDOTEL. Esta señal ha sido relanzada recientemente bajo el nombre de Digital 3.
Por su parte, Danny Alcántara, en representación de ACD Media, respondió públicamente a las declaraciones de Telemicro. En sus palabras, el periodista subrayó que el conflicto no es personal, ni entre él y Gómez Díaz, sino entre el grupo Telemicro y el ente regulador estatal
“Nosotros les sugerimos dejar el caso en INDOTEL, pero una parte decidió acudir al Tribunal Superior Administrativo”, explicó. Gómez Mazara.
También enfatizó que, una vez el TSA emita su decisión, el consejo directivo de INDOTEL se reunirá en un plazo de 24 horas para ratificar la sentencia, indicando que el proceso está lejos de ser una contienda de egos.
Con tono firme, remató: “A mí no me presiona nadie, ni siquiera mi padre, el fenecido líder izquierdista Maximiliano Gómez”.
La batalla por la frecuencia 3.1 no solo plantea una pugna legal, sino que también revela las tensiones latentes entre grandes grupos mediáticos y las instituciones encargadas de regular el espectro radioeléctrico. Mientras tanto, los ojos del país se posan sobre el Tribunal Superior Administrativo, esperando una señal clara en medio del ruido de esta contienda televisiva.