29 de mayo de 2025

 Santo Domingo

 Rafael Castro

 El retorno a la capital desde la región Este del país se ha convertido en una travesía peligrosa y desesperante para miles de conductores que deben cruzar diariamente el peaje de la Autopista Las Américas.

A pesar de contar con una infraestructura de 11 carriles, la realidad para quienes regresan hacia Santo Domingo es un verdadero infierno vial.

 De los 11 carriles disponibles, ocho están asignados a vehículos livianos, tres a vehículos pesados, tres al sistema automatizado paso Rápido y uno exclusivo para motocicletas.

Sin embargo, y de manera inexplicable, solo dos carriles son utilizados para el tránsito regular en dirección este-oeste, es decir, hacia la ciudad capital.

Esta limitada disposición ha desatado un caos vehicular crónico, que se intensifica peligrosamente durante las horas pico.

 La acumulación de vehículos, la desesperación de los conductores y la falta de una canalización efectiva han convertido esta zona en una trampa letal.

“Es como una emboscada vial. Todos queremos pasar y solo hay dos opciones reales. Es una locura”, expresó con frustración Juan Carlos Peña, quien recorre esa ruta casi a diario.

 El escenario es propicio para los accidentes: choques por alcance, roces entre vehículos, discusiones entre conductores, y hasta emergencias médicas por la lentitud del tránsito.

Según testigos y usuarios frecuentes, los incidentes menores se han vuelto casi rutinarios, y lo que debería ser un simple cruce de peaje se transforma en una amenaza a la vida y a la integridad física.

Expertos en movilidad urbana han levantado la voz de alarma. El ingeniero Rafael Acosta, consultor en planificación vial, fue contundente en su evaluación:

 “Es incomprensible que, en una infraestructura con 11 carriles, solo se utilicen dos para el grueso del tránsito de regreso a la ciudad. Esto no es solo una mala planificación: es una amenaza constante a la seguridad vial”.

 La situación exige una respuesta inmediata. Usuarios del peaje, organizaciones ciudadanas y profesionales del sector transporte claman por una intervención urgente por parte del Ministerio de Obras Públicas y de la empresa RD Vial.

 Proponen una reconfiguración de los carriles según la demanda real y la instalación de señalización dinámica que permita redistribuir el flujo en momentos críticos.

 Mientras las autoridades permanecen en silencio o limitadas a promesas, miles de personas seguirán arriesgando sus vidas cada día en su intento por regresar a casa. Y el peaje de Las Américas seguirá siendo no una vía de acceso, sino un campo de batalla para los conductores dominicanos.

 

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