23 de marzo de 2025

Autor: Rafael R. Ramírez Ferreira

Cuando se sabe una cosa,

sostener que se sabe; cuando no

se sabe, admitirlo. Este

es el verdadero conocimiento.

Confucio.-

Desearía con vehemencia algún tipo de orientación de un historiador o sociólogo, sobre cuándo y el porqué, adoptamos como pueblo, un comportamiento parecido a la noria. Giramos y giramos alrededor del pozo sin nunca acercarnos a observar la profundidad del mismo y tratar de ver el nivel que tiene el agua. La absurdidad de las cosas nos abruma y nos hemos hecho especialistas en colocar parches que al final y antes del final, no solucionan los problemas, para volver a girar sobre el mismo asunto, al parecer, perennemente.

Desde el inicio del asunto del 4% para la educación, discutíamos con mi amigo ido a destiempo, el Ing. Hamlet Herman, sobre el gran problema que representaba el bajo presupuesto para esos fines pero, siempre le dijimos que ese problema, no se iba a solucionar ni con el 4 ni con el 10, ya que no era tanto la falta de dinero sino, la manera como se utilizaban los escasos recursos asignados. Todos los males, podríamos juntarlos en una sola palabra que sintetizara los grandes y pequeños problemas de la educación a nivel nacional y todos los niveles. La misma sería, Institucionalización.

Ha pasado el tiempo y el dinero ha corrido a raudales pero, el nivel educacional aun busca esa escalera que le permita llegar a la cumbre de la eficiencia pero, cómo puede llegar, si la escalera para hacerlo está corroída, remiendos y remiendos pero no la cambian, no la reconstruyen por completo y desde abajo, porque queremos señalar que esa escalera tiene su nombre y se llama: Profesores.

 

La UASD, borrachita de su heroicidad y principalía, ahora con tambores de guerra, reclamando más reajustes salariales y dirigida por unos afiebrados defensores de los pobres profesores, tampoco quieren comprender que el problema para el buen funcionamiento de la misma no estriba en los sueldos sino, en la política partidaria, culpable del derroche de ineficiencia administrativa y educativa de la misma.

O acaso, no podríamos cuestionarnos, por qué la universidad del Estado nunca ha podido estar al nivel de las privadas, cuando maneja muchos más recursos que ellas. Sin dejar de afirmar, que en estas últimas, no son dos ni tres los profesores de la primera que ejercen esas mismas funciones, con la manifiesta diferencia de que a estas, no faltan, no protestan o suspenden su asistencia por la paga que reciben. La UASD es un organismo sin dolientes manifiestos en acciones, aunque si le sobran los voceros, con sus discursos de trinchera.

Lo dicho, dicho está, y no es para borrarlo o disculparse, porque los hechos lo demuestran. Se comete el error en un organismo y se repite en otro y otro y otro más. Girar y girar como la noria con el mismo problema con diferente ropaje. En la Universidad Autónoma el problema no es lo que se paga, sino, lo que se derrocha. Sube y sube el presupuesto pero ninguna auditoria dice nada sobre los compañeritos profesores que reciben pagos por “estudios” que nunca llegan a conclusión o que publicados, rindan algún beneficio para el pueblo.

El problema no es solo el sueldo, sino, el método que se utiliza para merecerlo. Se sube el salario en busca de mejor desempeño pero, se continúa haciendo lo mismo, esperando resultados diferentes. Algo parecido a lo acontecido con la Policía Nacional y hasta con las Fuerzas Armadas, donde ambas continúan con el mismo sistema de Puestos y Destacamentos desparramados por todo el territorio, tal y como se hacía cuando el Jefe era el Jefe, aunque para este si tenía sentido: El control de la población y sus recursos, a pesar de que hoy, estamos en “Democracia”. Sí, somos una noria con nuestros problemas como pueblo. ¡Sí señor!

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