América Latina se convirtió en un espectador ansioso de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, que impacta de forma despareja en la región: muchos ya la sufren, algunos la aprovechan.
Las señales de que la escalada arancelaria entre los dos gigantes de la economía mundial se extenderá en el tiempo son cada vez más claras.
El gobierno de Donald Trump en EE.UU. anunció el jueves que dará $16,000 millones de dólares en ayudas a agricultores afectados por la disputa, un día después que el secretario del Tesoro dijera que no hay nuevas negociaciones con China previstas en la agenda.
El presidente chino, Xi Jinping, llamó a su país a prepararse para “una serie de situaciones difíciles” ante el contexto internacional cada vez más complejo.
El fenómeno parece mucho más amplio que problemas puntuales como las restricciones impuestas por EE.UU. al gigante tecnológico chino Huawei.
De hecho, el Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió el jueves que el pulso entre ambos países puede “poner en peligro la recuperación” del crecimiento económico global para este año.
Entonces, ¿cómo afecta todo esto a América Latina?
1. Mayor riesgo, dólar más caro
Cuando la guerra comercial entre EE.UU. y China asomaba unos meses atrás, la expectativa de muchos latinoamericanos era que la región se beneficiara vendiéndole a ambos gigantes lo que ellos dejaran de comprarse entre sí.
“La guerra (comercial) como factor generador de incertidumbre para la economía global acaba salpicando muy fuertemente a la región, en particular a los países más vulnerables”, dice Monica de Bolle, investigadora principal del Instituto Peterson para la Economía Internacional y directora de estudios latinoamericanos en la Universidad Johns Hopkins.