11 de septiembre de 2024

En una jugada arriesgada y estratégica, Estados Unidos está buscando presionar al presidente venezolano Nicolás Maduro para que abandone el poder a cambio de una amnistía, según revelan nuevas informaciones. El periódico estadounidense The Wall Street Journal informa que esta táctica surge en un momento en que surgen pruebas abrumadoras de que Maduro, el hombre fuerte de Venezuela, perdió las elecciones del pasado mes de julio.

La propuesta de Estados Unidos, como se detalla en el informe, incluye la discusión de indultos para Maduro y sus principales lugartenientes, quienes enfrentan acusaciones del Departamento de Justicia. Tres personas familiarizadas con las negociaciones informaron al medio que Washington está dispuesto a ofrecer «todo sobre la mesa» para persuadir a Maduro de renunciar antes de que termine su mandato en enero.

Según las fuentes, Estados Unidos también estaría dispuesto a garantizar que no habrá persecuciones ni extradiciones para estas figuras del régimen. En 2020, el país norteamericano ya había ofrecido una recompensa de 15 millones de dólares por información que condujera al arresto de Maduro, quien enfrenta cargos de conspiración para inundar Estados Unidos con cocaína.

El contexto de estas negociaciones se enmarca en un resurgimiento de la esperanza para la oposición política venezolana. Las recientes elecciones, celebradas el 28 de julio, vieron a Edmundo González, un exdiplomático poco conocido, vencer a Maduro de manera contundente. Sin embargo, la situación ha empeorado en las últimas semanas. Maduro ha encarcelado a miles de disidentes, consolidado el apoyo militar y asignado a la Corte Suprema, compuesta por aliados leales, la tarea de resolver el impasse electoral.

Maduro ha mostrado una disposición a dialogar, siempre y cuando Washington le muestre respeto, aunque en ocasiones ha rechazado la intervención estadounidense en los asuntos internos de Venezuela. En una reciente conferencia de prensa, Maduro enfatizó su deseo de que Estados Unidos no se inmiscuyera en los problemas de su país.

El tiempo es crucial para Estados Unidos, que tiene cinco meses antes de la investidura presidencial en Venezuela para concretar un acuerdo. El resultado de las elecciones presidenciales en noviembre en Estados Unidos podría ser determinante. Una victoria de Donald Trump podría enfriar las conversaciones, reviviendo las políticas agresivas de su administración anterior, que incluyeron sanciones petroleras y el apoyo a un gobierno en la sombra.

A pesar de los esfuerzos de la administración Biden por levantar la mayoría de las sanciones económicas para promover unas elecciones justas en Venezuela, Maduro sigue desconfiado de cualquier oferta proveniente de Washington. Las conversaciones, que se han llevado a cabo de manera virtual entre Jorge Rodríguez, presidente del Congreso venezolano y confidente de Maduro, y Daniel P. Erikson del Consejo de Seguridad Nacional, continúan bajo un ambiente de cautela y desconfianza mutua. Mientras tanto, Washington ha señalado que no forzará a las compañías petroleras occidentales a abandonar Venezuela, en un intento por mantener abiertas las vías de diálogo.

La situación en Venezuela sigue siendo un tablero de ajedrez complejo, donde cada movimiento podría definir el futuro político del país y las relaciones entre dos potencias en juego.

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