4 de octubre de 2024

 

 

Por: Rafael R. Ramírez Ferreira

Ves cosas y dices;

¿por qué? Yo sueño cosas

y me pregunto: ¿Por qué no?

Bernard Shaw.-

En naderías continuamos desperdiciando el tiempo. Parece increíble observar el cómo las teorías han florecido para enrarecer aún más los entretejes de la burocracia. Son estas quizás las culpables de la ineficiencia que arropa a la gran mayoría de las instituciones.

Del grave caso haitiano siquiera hablar, funcionarios ineficientes o compañeritos teóricos, especialistas en elaborar convenios de cooperación, se han convertido en los principales protagonistas de la inoperancia de ese organismo fundamental para la seguridad nacional. Pero, buenos abogados para polemizar en los tribunales sobre migración –muy buenos por cierto- pero que precisamente ahora tienen que actuar en su contra aunque, para hacer sentir  la aplicación de esa misma ley ¡…..hummmm!

Sorprendidos es poco para expresar lo que ha estado aconteciendo en los últimos quinquenios con la institucionalidad o modernización de los organismos del Estado. No hemos salido de planes, elaborados desde una fría oficina o trayendo por los pelos, cosas copiadas de otros países que en nada han contribuido al progreso o actualización de ellos con relación a las circunstancias actuales.

Fijémonos en todo lo que ha acontecido en la Policía Nacional con el cambio de nombre del Jefe por Director, siendo el mismo Juan, pero ahora se llama Pedro. Y la imposición de un mal llamado consejo, no sé si copiado de la progresista Policía Haitiana o de dónde diablos, lo cual solo ha contribuido a despojar de autoridad sobre quien, al final, como Jefe o Director, recae toda la responsabilidad por el desempeño del organismo. Por esos mismos cambios solo teóricos, es que nos encontramos con un coronel desempeñando las funciones de un sargento o teniente.

Muy a pesar de vivirlo a diario, no han querido comprender, que los oficiales generales y superiores, no son los llamados a patrullar y realizar allanamientos, sino, los rasos y las clases, constituyendo el problema mayor, que a medida que van disminuyendo los indios, en igual proporción, van creciendo los caciques y la eficiencia del patrullaje y la prevención, sin importar los recursos que se empleen, su calidad decrece exponencialmente con relación a estos.

Es bien sabido que después de la caída de Europa oriental, surgió en el pensamiento de la gente y con variados nombres, el reconocimiento de que la voluntad humana tenia fuerza propia y que tendía al bien, algo parecido a lo acontecido en este país en las últimas elecciones, donde la gran mayoría, harta de tantas indelicadezas, sacó a parte de esa asociación perversa del poder.

Si hubiésemos ganado, yo no estaría pidiendo que me nombraran jefe de la agrupación; declaraciones para párvulos y que solo producen ganas de vomitar. Pero, sin importar el orden como se plantee la ecuación, el resultado es el mismo, perversidad, burla y proyección de la asociación, ya que sin lugar a dudas, Rasputín y Maquiavelo –póngalo en el orden que desee-, juntos, son dinamita.

Esa realidad, precisamente, es la razón por la cual, ya ni esperanza de volver, por seculaseculorum, si, es el estado al que nos han llevado esa asociación de políticos corruptos, que cual cáncer se han arraigado en el erario y los estamentos de decisión de la justicia, es decir, el desacreditado grupito de jueces que son cual marionetas manipulados por endiablado poder que aún conservan aquellos que se creían predestinados para estar por siempre el mando del Estado.

Muchos ni lo ven y mucho menos lo sienten pero, estamos en un peligro inminente de elaboradas intríngulis de caos, por parte de dinosaurios, encabezadas por el genio del mal, que por demás, están creyendo el final de los cuentos, aquellos cuya conclusión es: ¡Y fueron felices por siempre! ¡Sí señor!

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