17 de abril de 2024

Marie (nombre ficticio) tenía 14 años cuando Miguel, un brasileño que trabajaba en la misión de manutención de paz de la ONU en Haití, la dejó embarazada. Primero dijo que la ayudaría con el niño pero luego volvió a Brasil.

Después de enterarse de que estaba embarazada, el padre de Marie la obligó a abandonar la casa familiar y ella se fue a vivir con su hermana. Su hijo ahora tiene cuatro años y Marie aún no ha recibido ningún apoyo de la ONU o del estado haitiano. Trabaja por un salario de 26 céntimos de euro por hora para que ella y su hijo puedan comer.

Marie no es un caso aislado. Durante las operaciones de manutención de la paz en Haití de la ONU, cientos de cascos azules abusaron de jóvenes haitianas, las dejaron embarazadas y luego las abandonaron, a ellas y a sus bebés, en la más completa pobreza. Muchas eran niñas menores de edad que intercambiaban sexo por comida o «por unas pocas monedas» mientras luchaban por sobrevivir a raíz de la agitación política y el terremoto que asoló el país en 2010.

conclusiones están plasmadas en un extenso estudio sobre el impacto de uno de los despliegues de mantenimiento de la paz más largos de la ONU, publicado por la página web The Conversation y el periódico The Times. El documento dice que «las niñas, algunas de apenas 11 años fueron abusadas sexualmente por el personal de mantenimiento de la paz que, después de dejarlas embarazadas, las abandonó en la miseria para criar a sus hijos solas».

Ahora, diez mujeres haitianas con la misma historia que Marie han emprendido acciones legales contra la ONU para establecer la paternidad y reclamar la manutención de esos menores. Las mujeres cuentan con el apoyo de la Oficina de Abogados Internacionales y el Instituto de Justicia y Democracia en Haití, que presentaron sus demandas en los tribunales haitianos en diciembre de 2017.

«La ONU dice que no hay inmunidad para su personal acusado de abuso sexual, pero todavía estamos luchando para obtener información crítica que permita que las demandas de estas mujeres avancen», ha dicho Sandra Wisner, abogada de los demandantes a The Times. «Hasta donde sabemos, estos casos son los primeros de su tipo y por eso son tan importantes. Estamos sentando las bases para futuros casos».

«Pequeños Minustah»

El problema es de tal forma recurrente en Haití, que que la gente local hasta ha puesto un mote a estos niños: los «pequeños Minustah», basado en el acrónimo de la misión de paz de la ONU en el país.

Sabine Lee, la investigadora de la Universidad de Birmingham que dirigió el equipo de investigación desvela que se hicieron más de 2,500 entrevistas en las que el tema de los bebés de la ONU, salió a la luz de forma espontánea por 265 veces. Es imposible cuantificar con precisión los bebés nacidos de estos abusos pero Lee señala que «la mayoría de los investigadores están de acuerdo en que ‘cientos’ es una estimación creíble».

«Es un problema generalizado, no son casos aislados. La multitud de historias y el hecho de que la explotación sexual, el abuso y la existencia y el abandono de los niños engendrados por los cascos azules hayan aparecido una y otra vez en las entrevistas, indica que este es un problema muy importante», ha zanjado.

La ONU ha proporcionado resultados de ADN para nueve de los 10 casos presentes en la demanda e instó a los gobiernos con tropas en la misión de mantenimiento de paz a asumir la responsabilidad por sus actos. «La paternidad y la manutención de los hijos son, en última instancia, asuntos de las autoridades nacionales. También son responsabilidad individual y personal de quienes engendraron a estos niños», ha señalado un representante de la organización.

«No obstante, las Naciones Unidas se comprometen a dar todos los pasos posibles para apoyar a los demandantes en estos casos, facilitar el proceso que conduzca a la confirmación de la paternidad y trabajar con los Estados miembros involucrados para facilitar una resolución final», ha añadido.

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