20 de mayo de 2025

 VATICANO

Desde tempranas horas de la mañana, un inusual murmullo comenzó a recorrer las calles adoquinadas que rodean la majestuosa Basílica de San Pedro. A medida que avanzaba el reloj hacia las 11:00 a.m., miles de fieles se congregaban pacientemente, formando extensas filas que serpenteaban por las inmediaciones del templo.

Todos compartían un mismo propósito: rendir su último tributo al papa Francisco, el pontífice argentino que conmovió al mundo con su sencillez, cercanía y compromiso por los más desfavorecidos.

La apertura oficial de la basílica marcó el inicio de una jornada histórica. Las puertas de San Pedro, símbolo de fe para millones, se abrieron para acoger a los devotos en ordenado peregrinaje.

Algunos se detenían brevemente a la entrada, como si quisieran guardar ese instante en la memoria antes de dar los primeros pasos hacia el interior del templo que hoy se convierte en altar de despedida.

Un traslado cargado de emoción y simbolismo

El féretro con los restos del papa Francisco fue trasladado desde la Capilla de Santa Marta —donde residía— hasta la basílica. El recorrido, solemne y silencioso, inició en la plaza Santa Marta, atravesó la plaza de los Protomártires Romanos y pasó bajo el Arco de las Campanas, una ruta cargada de historia que resuena con el eco de siglos de tradición católica.

Encabezando la procesión iban los cardenales presentes en Roma, seguidos por las personas más cercanas al pontífice: sus secretarios personales, colaboradores y asistentes, muchos de ellos visiblemente conmovidos. Era un cortejo sin palabras, pero colmado de sentimiento.

Un descanso frente a San Pedro

Ya dentro de la basílica, el ataúd fue colocado frente a la tumba del apóstol San Pedro, bajo el imponente baldaquino barroco diseñado por Gian Lorenzo Bernini.

Este lugar sagrado ha sido dispuesto con gran cuidado: vallas discretas y un sistema de acceso controlado permiten que cada persona pueda acercarse en silencio, orar, y despedirse sin interrupciones ni empujones. No hay cámaras ni ruidos, solo el rumor de pasos y susurros de oraciones.

La Santa Sede ha dispuesto que el templo permanezca abierto hasta la medianoche de este miércoles, reabriendo nuevamente mañana a las 7:00 a.m., hora local.

El cierre definitivo será el viernes a las 7:00 p.m., momento en el que se iniciará el rito del cierre del féretro, poniendo fin a los homenajes públicos al pontífice.

Una despedida que une al mundo

Desde todos los rincones del planeta han llegado mensajes, delegaciones, y también simples peregrinos. La comunidad internacional sigue atenta cada paso de este acontecimiento, que marca un punto de inflexión en la historia contemporánea de la Iglesia Católica.

Los detalles de las ceremonias fúnebres se comunicarán oportunamente a través de los canales oficiales del Vaticano. Mientras tanto, en la plaza de San Pedro, entre la multitud que espera y reza, se siente el peso de una ausencia que será difícil de llenar, pero también el legado profundo de un papa que vivió con humildad, habló con el corazón, y se despidió rodeado del cariño de su pueblo.

 

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