Por: Rafael R. Ramírez Ferreira
Solo los tontos creen que la
política y religión no se discuten.
Por eso, ladrones, siguen en el poder
y falsos profetas predicando.
- C. Spurgeon.
El solo pensar en otra alternativa, es una locura, porque los políticos y solo los políticos son y deberán por siempre, ser quienes determinan y determinaran el rumbo de este país, para bien o para mal, a pesar de que, si nos detenemos un poco a cuestionar el comportamiento de estos, diríamos que más de lo último que de lo primero.
Y es que los políticos, con tal de obtener sus metas o ambiciones políticas, son capaces de hacer amistad y congraciarse hasta con Satanás -si es que existe- ya que, para hacer lo que haya que hacer, al carecer hasta de hiel, no les importa abrazarse a narcos o declarados lavadores de dinero sucio, con tal de tener su patrocinio sin importarles lo que pueda ocurrir en el futuro.
Todo esto es inocultable y producto, quizás, de la ausencia de aquellos líderes con ideales preclaros, que pensaban en revoluciones para el bienestar del pueblo y que ya hoy son una clase desaparecida -algo así como los dinosaurios- y, si las llevan a cabo, es solo para su beneficio personal, tal y como hoy abundan en esta América traumatizada y esclava de su propia gente.
Lamentablemente, los Juan Bosch; los Joaquín Balaguer o los Peña Gómez, con su muerte, les guste o no a muchos, se llevaron ese espíritu despojado de la ambición económica personal y el desvelo por el bienestar de su pueblo, donde, de igual manera, ya dejaron de existir aquellos líderes estudiantiles sobre los cuales recaía la llama ardiente del fervor patrio y las evoluciones positivas de las grandes masas.
En este presente, nos encontramos con la desgarradora realidad de que los políticos, hacedores de leyes, hacen estas a conveniencias de quienes tienen el poder, principalmente el económico y que constituyen los llamados dueños del país, para los cuales, cada ley creada que de una u otra forma genere dinero, los hace cada día más millonarios a costa del sufrimiento y padecimiento de las clases más desposeídas.
Para eso, solo tenemos que referirnos a las grandes creaciones de monopolios económicos, creados en base a la desaparición de los pequeños negociantes, como sería el negocio de las medicinas y la desaparición de las farmacias familiares y que, por demás, crearon tantas como si fuesen colmados en los barrios, sin respetar la distancia que establecía la ley.
Por igual pasó con las estaciones de combustibles, que estrangularon a los independientes y se produjo una proliferación de estas al igual que las farmacias, con la agravante, como sucede en las fértiles tierras de Constanza, que están siendo tomadas para proseguir la saturación de estaciones de combustibles en todo el territorio nacional.
Hoy, lamentablemente, siquiera los sindicatos, antiguos férreos defensores de los derechos de los trabajadores, por igual, han desaparecido y en su lugar, han aparecido empresas privadas lidereadas por empresarios salidos de sus mismas entrañas, cuyo fin primario es exponer -cual carne de cañón-, a los mismos a los cuales deberían defender y que solo utilizan como ariete para escalar y abrir puertas, tanto en la escala social, económica y, claro está, la política.
Estas son solo algunas de las cosas que los políticos nos pasan por debajo de la mesa, siendo la gran pregunta, ¿hasta cuándo? En la próxima oportunidad, si es que la hay, continuaremos sobre este tema. ¡Sí señor!