
Newark, United States - September 6, 2016: Passenger jets belonging to United Airlines parked at gates 91 to 98 at Terminal C, Newark Liberty International Airport (EWR), New Jersey. The jets are being serviced, loaded/unloaded and refuelled on the runway apron. In the mid-distance a UPS freight jet is approaching the runway to land. In the far distance is the skyline of Manhattan, New York.
Por segunda vez en menos de dos semanas, el radar que guía a los aviones hacia el aeropuerto de Newark, en Nueva Jersey, dejó de funcionar, exponiendo una vez más las graves deficiencias del anticuado sistema de control de tráfico aéreo de Estados Unidos.
La Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) confirmó que el radar de su centro de operaciones en Filadelfia, encargado de manejar las rutas de entrada y salida de aviones en Newark, se apagó inesperadamente durante 90 segundos a las 3:55 a.m. del viernes.
El incidente, aunque breve, provocó una alarma significativa en el sector, especialmente porque sigue a un evento casi idéntico ocurrido el pasado 28 de abril.
Esa primera interrupción ya había tenido consecuencias serias: cientos de vuelos fueron cancelados o sufrieron importantes retrasos, ya que la FAA tuvo que reducir el volumen de tráfico aéreo hacia el aeropuerto de Newark como medida de precaución.
La tensión y el estrés provocados por la falla también obligaron a varios controladores aéreos a tomar licencias médicas por trauma, exacerbando la escasez de personal en un sistema ya sobrecargado.
Ante esta situación, la FAA informó que ha comenzado la instalación de nuevas líneas de datos de fibra óptica para mejorar la transmisión de las señales de radar entre sus instalaciones en Filadelfia y Nueva York.
Hasta ahora, muchas de estas conexiones dependían de cables de cobre obsoletos, un vestigio de décadas pasadas que sigue comprometiendo la seguridad y eficiencia del sistema.
La gravedad del asunto ha llegado a los niveles más altos del gobierno. El secretario de Transporte, Sean Duffy, anunció el jueves un plan multimillonario para reemplazar de forma integral el antiguo sistema de control de tráfico aéreo.
El ambicioso proyecto busca dotar a los controladores de herramientas tecnológicas modernas que les permitan operar con mayor seguridad y fiabilidad.
Este esfuerzo de modernización también surge como respuesta al trágico accidente aéreo ocurrido en enero en el espacio aéreo de Washington, D.C., donde la colisión entre un avión de pasajeros y un helicóptero militar dejó un saldo de 67 víctimas fatales.
Aunque la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) aún no ha vinculado directamente la falla del sistema de tráfico aéreo a ese accidente, el evento reavivó los reclamos por una modernización urgente.
Los expertos advierten que los problemas del sistema de control de tráfico aéreo estadounidense no son nuevos. Desde hace décadas, múltiples informes técnicos y auditorías han señalado su vulnerabilidad y obsolescencia, pero las acciones correctivas han sido lentas y fragmentadas.
Los recientes fallos en Newark, uno de los aeropuertos más transitados del país, podrían finalmente forzar una reforma estructural que se ha postergado durante demasiado tiempo.