La historia de la Viagra cada día es más curiosa. Sus orígenes nos remontan a una afortunada serendipia cuando un equipo de investigadores escoceses buscaba un fármaco para tratar la angina de pecho y otras afecciones cardiacas. No tuvo los efectos deseados en el corazón, pero los científicos se dieron cuenta de que el fármaco sí que producía notables erecciones en los ensayos. Estos resultados llamaron la atención de la compañía farmacéutica Pfizer que optó por comercializar la célebre pastilla azul para solucionar problemas de disfunción eréctil.
Precisamente ayer se cumplían exactamente veinte años desde su puesta a disposición pública y durante todo este tiempo la Viagra ha aparecido en numerosos estudios científicos aportando nuevos y sorprendentes efectos fisiológicos. La última de estas sorpresas nos la da a conocer la Universidad de Augusta (EEUU) que publica en Science Daily una investigación con el siguiente titular: “una pequeña y diaria dosis de Viagra puede reducir el riesgo de cáncer colorrectal”.
Gracias a los avances en técnicas diagnósticas, como el uso de las colonoscopias o las pruebas de sangre oculta en la materia fecal, las muertes por cáncer colorrectal han descendido mucho en las últimas décadas, sin embargo, sigue siendo uno de los más frecuentes en el mundo y el tercer tipo de cáncer más común en Estados Unidos.
El estudio se realizó en ratones genéticamente modificados para padecer este tipo concreto de cáncer y a los cuales se administró una pequeña dosis de Viagra todos los días. Los resultados son notables puesto que el riesgo de contraer este cáncer disminuyó a la mitad en el grupo de ratones que tomaron la pastilla azul.
Sin embargo hay que tener en cuenta dos factores importantes del estudio. El primero, como es obvio, es que el trabajo se ha realizado en ratones y aún no tenemos ningún análogo con seres humanos que confirme estos resultados. Y el segundo punto básico es que los efectos beneficiosos de la Viagra en este tipo de cáncer se ciñen solo a la prevención, es decir: no cura el cáncer una vez que ya ha aparecido, sino que reduce (de manera importante, eso sí) el riesgo de contraerlo.
Aún con estas restricciones, y conociendo las cifras anuales de este tipo de cáncer, el hecho de encontrar un fármaco que pueda reducir de forma tan notable la carcinogénesis siempre es una buena noticia, y más si tenemos en cuenta que la Viagra es uno de los fármacos más vendidos en el mundo… quizá, además de “levantar el ánimo”, la pastilla azul lleve veinte años ayudando a disminuir el riesgo de cáncer colorrectal entre sus usuarios.