22 de enero de 2025

 

Por: Rafael R. Ramírez Ferreira.

La traición se puede perdonar,

pero, nunca llegar al olvido,

porque el perro seguirá

siendo huevero, aunque le

quemen el hocico. –

Desorientado sobre un mar de dudas y hechos, que a pesar de ser supuestamente bien expuestos para hacernos comprender las bonanzas de los mismos pero, y, ante nuestras limitaciones para compenetrarnos con el porqué el desatino de repetir los mimos hechos, evadiendo implementar otras soluciones, recordamos aquel principio muy famoso de Peter, inspirado quizás en los funcionarios del Estado, que nos arroja un poco de luz sobre estos recurrentes problemas reales que al parecer se han hecho una costumbre dentro de determinadas esferas gubernamentales en las últimas décadas y que aún continúan.

Lo que dijo fue que; “con el tiempo, cada puesto tiende a ser ocupado por un empleado, que es incompetente para llevar a cabo sus deberes”. Además de esto, podemos asegurar, que el hecho de ser un buen gerente de sus negocios privados no necesariamente ocurre lo mismo cuando se desempeñan dentro del Estado.

Y los ejemplos sobran y lo vemos a diario, donde prósperos empresarios, al manejar el erario, no utilizan el mismo cuidado y eficiencia como lo han hecho a nivel personal o privado.

Y es que su interés por los llamados pobres padres de familia y esas acciones de “bonhomía” llevadas a cabo por “honorables” y funcionarios, regalando funditas y medicinas, es tan aséptico como despiadado, ya que los ven como abstracciones, en lugar de seres humanos, con limitaciones económicas y culturales, pero, con sus sueños y esperanzas.

Y, así lo he manifestado, las tarjetas “Solidaridad” nacieron corrompidas por un clientelismo político absurdo y ofensivo, que en vez de preocuparse por capacitar y proporcionar empleos, se descantó por tarjetas que representan una burla moral para la cura de la miseria, pero, los políticos no quieren aprender que estos pobres padres de familia -porque así lo han demostrado-, no son seguidores ni leales a ninguno de ellos como líderes y, solo se aprovechan del momento para,como menesterosos al fin, recibir la dadiva que les ofrecen o ponerse una gorra por unas horas. Son más bien, como aquellos amigos, que te siguen solo cuando estás en la luz.

Y para edificar del porqué no soy partidario del “Dao” per se, si quienes lo reciben contrajesen algún tipo palpable y real de obligación para él y su comunidad, como podría ser la responsabilidad de la limpieza de sus cañadas y calles en las cuadras o barrios que habitan, otra cosa fuese, por eso, ahora, los dejo con aquellas famosas leyes formuladas por Abraham Lincoln: 1ra. No llegarás a la prosperidad, despreciando la economía; 2da.

No puedes fortalecer al débil, debilitando al fuerte; 3ra. No puedes ayudar al obrero degradando al que le paga su salario; 4ta. No promuevas la hermandad de los hombres, incitando al odio de Clases; 5ta.  No puedes ayudar al pobre, obstruyendo al rico; 6ta. No puedes establecer una seguridad bien fundada… con dinero prestado; 7ma. No puedes dar al hombre valor y carácter… quitándole su iniciativa de independencia y, 8va.  «No puedes ayudar a los hombres haciendo lo que ellos podrían hacer. Cualquier semejanza con nuestra realidad en las últimas décadas, es posible que solo sea, una pura coincidencia. ¡Sí señor!

 

 

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